Cómo saber si el aceite de oliva es de calidad

En el día a día, la mayoría de las veces no prestamos atención a las etiquetas de los productos que compramos. Sin embargo, si queremos disfrutar de un aceite de oliva de alta calidad, vale la pena conocerlo y estar bien informados de los procesos a los que es sometido. La clave es no equivocarse y comprar un buen aceite de oliva, pero...¿Cómo saber si el aceite de oliva es de calidad?

Para que tu aceite de oliva sea impecable, tienes que tener en cuenta ciertos factores, como la calidad de las materias primas, los procesos de producción, el entorno y el tratamiento del aceite de oliva. No todos tienen la misma calidad y sabor, mucho menos todos los aceites vírgenes extra tienen el mismo valor y calidad que perciben los consumidores. 

El aceite de oliva tiene muchos usos y beneficios, por esta razón, es importante saber reconocer cuándo es bueno para la salud. El aceite de oliva virgen extra es un alimento imprescindible en nuestra dieta mediterránea diaria, por lo que creemos importante difundir su valor, beneficios y diferencias. Sin embargo, la mayor parte del aceite que nos vende la industria alimentaria es aceite de oliva refinado. Este tipo de aceite es más rentable económicamente y es sometido a procesos diferentes. Para su extracción, se utilizan disolventes orgánicos y de alta temperatura, y se somete a procesos químicos que alteran las propiedades del aceite. 


El aceite de oliva refinado se extrae del aceite de oliva lampante y del orujo (zumo defectuoso y residuos, respectivamente) producido en la almazara de aceite. La refinación implica convertirlo en aceite comestible a través de varios procesos físicos y químicos. Las prensas tradicionales provocan la oxidación del líquido, mientras que las máquinas de acero inoxidable evitan este inconveniente. Por tanto, debemos evitar la palabra <<Prensado>>.

Cabe mencionar que la industria no tiene la obligación de indicar todos los químicos empleados en la etiqueta. Por ello, existen aceites de larga duración, resistentes a la luz, al aire y a las botellas de plástico, al menor precio. Sin embargo, la realidad es otra. Se trata de una mezcla de aceite de oliva virgen con una alta proporción de aceite de oliva refinado y otros aceites vegetales. Este proceso también se realiza en otros aceites, como aceite de girasol, margarina y manteca.

A pesar de todo ello, la mayor cantidad de aceite consumido en España es aceite de oliva refinado, principalmente por su bajo coste.

- La etiqueta. Si en ella aparecen aceites de oliva "suaves" o "fuertes", se trata de aceites refinados. Debemos confirmar que aparece la denominación Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) y se produce mediante la primera extracción en frío. 

- El envase. Si queremos un buen aceite, debemos evitar el uso de envases transparentes. El aceite de oliva es sensible a la luz y a la oxidación, por lo que el producto debe envasarse en botellas oscuras o protegido de la luz. Cuanto más prolongada sea la exposición al calor, la luz y el oxígeno, peor será la calidad del aceite.

- No tener en cuenta el color. No te dejes engañar, el color del aceite no determina su calidad. De hecho, la cata de aceite de oliva se realiza en un vaso azul, de forma que el color del mismo no se detecta.

- Si te pica la garganta, es el indicado. La sensación picante en la garganta proviene de los polifenoles. Los polifenoles del aceite de oliva son antioxidantes naturales y proceden de la propia aceituna. Estos, se pierden durante el proceso de refinado, por lo que no encontraremos esta sensación de escozor cuando probamos un aceite de oliva de baja calidad.

- Observar la turbidez. No se trata del color, sino de su consistencia. Lo más indicado es que el aceite sea nítido y brillante.

- La edad del aceite importa. Es aconsejable que no se consuma si ha pasado más de un año desde su fabricación, pues pierde sus propiedades y calidad. 



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